Proclamación de la independencia

La proclamación de la independencia

Tras los acontecimientos del 10 de noviembre en la Villa de Los Santos, la independencia de Panamá ya era un hecho. Todo esto y la circunstancia de que un panameño ocupara el primer puesto del país, avivó en los istmeños la idea de emanciparse por sus solos esfuerzos de España, considerando que José de Fábrega no haría una oposición invencible al propósito de libertar su propia patria. A raíz de estos acontecimientos, el coronel José de Fábrega, ya identificado con los patriotas, convocó el 20 de noviembre a una reunión en su propia casa, a la cual asistieron todas las fuerzas políticas, civiles y eclesiásticas, pertenecientes principalmente a la élite criolla. Lo propuesto en dicha junta, no fue el repudio a los acontecimientos originados con la proclamación de Independencia de la Villa de Los Santos, sino la organizada coordinación de la revolución mediante la consulta popular. Pero suponiendo como natural la resistencia de la guarnición a todo movimiento de independencia y para destruir ese peligro, acordaron los patriotas comenzar la deserción en filas del elemento militar, reuniendo para el caso un fondo con el concurso pecuniario de varias prominentes personas. Inclusive la Iglesia católica apoyaba el movimiento independentista de Panamá y contribuyó con fondos para la causa. Fue entonces, mediante sobornos, que el ejército español comienza desertar de tal manera que apenas quedaban soldados suficientes para el servicio en las cárceles y cuarteles. Sin embargo, ante el temor de cualquier represalia por parte de España hacia el movimiento independentista, los istmeños habían conformado un ejército, de manera insipiente, con palos, piedras y algunos mosquetes y fusiles, dispuestos a combatir para asegurar la independencia. Sucedió de esa manera, que el 28 de noviembre de 1821, en un cabildo abierto en la Ciudad de Panamá, se proclama la "Independencia de Panamá".

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